Edward Meadham y Benjamin Kirchhoff nos invitan a un dia en la vida victoriana con connotaciones demoníacas. A pesar de los sonidos de terror -tijeretazos, puertas que chirrían…- el desfile fue mas un sueño que una pesadilla .
Un espectáculo para la vista poblado de levitas negras de estilo militar y solapas de raso; románticos vestidos de encaje con cierto aire pastoral; faldas y tops de cuadros de vichy… El guiño al estilo colegiala se hizo mas evidente gracias a calcetines por la rodilla con zapatos planos, mientras corset cortos y bordados encima de vestidos de algodón nos hicieron pensar en una relajada tarde en la corte.