Bello, elegante, romántico, y, como no podía ser de otra forma, muy surrealista.
Una colección llena de prendas a veces masculinas, a veces románticas hasta la extenuación (como uno de los items estrella, una falda rosa empolvada de tul y seda para la que se han empleado 2000 horas de trabajo), pero siempre con un toque surrealista. Como el vestido multicolor y el tocado de estética napoleónica (con pelo azul incluido), el maravillos long black dress cargado de volumen que parece hacer un guiño a Madame Schiaparelli el día de su boda (sí, se casó de negro) o el look de novia antagónico construido a base de pantalones corsario, cuerpo péplum con bordados en oro y velo de tul.